lunes, 7 de septiembre de 2015

Una pequeña maravilla



Se llama Manuela Carmena y el sábado pasado fue investida como alcaldesa de  Madrid.  Tiene 71 años.  Fue juez y magistrada.  Ha escrito dos libros y se jubiló en el 2010.    Aún con todo ello, hasta hace menos de noventa días, era una desconocida en el mundo político español. 

Dicen que los integrantes de Ahora Madrid, donde convergen diferentes movimientos sociales dispuestos a renovar la manera de hacer política, tuvieron que convencerla de dejar sus “Yayos emprendedores”, empresa que comercializa productos que elaboran mujeres presas, para ponerle su cara a los sueños que empezaron a gestarse con la explosión social cuyo epicentro se vivió en la Puerta del Sol de Madrid el 15 de mayo de 2011.

La conocieron por el boca a boca, cuando “Por qué las cosas pueden ser diferentes, reflexiones de una jueza” fue pasando de mano en mano y descubrieron que su autora podría ser la persona que les ayudara a encarar el desafío que se han propuesto:

Renovar Madrid y sus instituciones desde adentro, recuperar la política para el bien común y no para el de unos pocos, convertir en hechos palabras que los políticos de profesión están convirtiendo en palabrería tales como derechos sociales, inclusión, participación, y hasta democracia, en un país donde el presidente del gobierno se ha atrevido a calificar de antidemocrático el que los ciudadanos en las urnas hayan decidido cambiar de gobernantes.

La campaña se veía dura.  Las voces de los desalentados proclamaban a cuatro vientos que ganaría el Partido Popular, el mismo que llevaba casi veinte años gobernando a pesar de los escándalos de corrupción y del evidente detrimento del bienestar de los ciudadanos que vieron en este tiempo el inicio de la privatización de la salud, de la educación, de lo servicios públicos y hasta de nombres emblemáticos de la ciudad vendidos a bancos o multinacionales de las comunicación, como si Madrid estuviera destinada a convertirse en un nuevo “No lugar” en la tierra; esos sitios sin identidad que son iguales en todo el mundo y que no tienen el sabor de lo propio. 

La propaganda de las campañas revalidaba la idea. Vallas, carteles, mítines y publicidad rodante vendían las caras de los candidatos con mayores oportunidades, la del PP la primera, mientras modestos afiches pegados en los postes del alumbrado mostraban a una Manuela, que podría bien ser la de una abuela, con sus arrugas y su bicicleta, la que usa algunas veces para transportarse.  Detrás de ella, los jóvenes que impulsan el cambio que representa Ahora Madrid.

Que la ilusión, las ganas, el convencimiento, la movilización, el boca a boca,  pueden ganar cuando se quiere, se supo la tarde  del domingo 24 de mayo cuando Ahora Madrid obtuvo votos suficientes para tener 20 concejales, los cuales le permitieron a Manuela, con el apoyo del PSOE, convertirse en alcaldesa.

El sábado de la investidura, circulaban por la calle Alcalá ciclistas que habían ido hasta el ayuntamiento a celebrar el cambio.  Una banderita verde ondeaba al viento en una de las bicicletas.  En ella habían escrito:  “Recuperando la ilusión”.

Y es ilusión lo que se vive hoy en Madrid a pesar de las voces del gobierno que dicen que la ciudad cayó en manos de la extrema izquierda, es decir, de una agrupación de personas con sueños que quieren recuperar el equilibrio social, la transparencia en la gestión, la participación ciudadana y la inclusión. 

Un grupo de “extrema” representado por una mujer de conversación fácil y mesurada, que dice que gobernar tiene como esencia escuchar y gestionar; que renunció al carro oficial, al igual que su equipo de gobierno, y al palco en el Teatro Real y que se reúne con los principales banqueros del país para buscar acuerdos sobre cómo solucionar el problema de las personas que pierden su vivienda porque no la pueden pagar, en un país en el que no existe la dación en pago habiendo tenido gobiernos de corte socialista.

La “extrema” de una mujer que cuando llegaron las andanadas, porque están llegando y muchas contra ella y su equipo, sólo dijo que tiene “las espaldas anchas” y reitera que sabe que los cambios le cuestan a la gente.

Por eso pienso que la elección de Manuela Carmena es una pequeña maravilla, un oasis en medio de desiertos en los que los políticos abandonaron hace muchos años la esencia de la política, el bien común, para convertirse en políticos de profesión que representan en primer lugar los intereses propios y luego el de los capitales privados y/o de las grandes transnacionales, dependiendo del lugar del mundo del que estemos hablando. 

Una maravilla que reitera que los grandes cambios se gestan desde lo pequeño y en silencio, y que requieren, en primer lugar, el propio cambio para que haya coherencia.  He buscado datos de la vida de Manuela Carmena y ellos me hacen decir que esta mujer llevaba toda la vida preparándose, sin saberlo, para este momento que incluye, ella que es inclusiva, la gestión de la ciudad, y la recuperación de la ilusión como lo decía la bandera que ondeaba en la bicicleta. 

Marbel Sandoval Ordóñez
Madrid, 19 de junio de 2015

3 comentarios:

  1. Marbel te felicito! Estupenda idea. Ya la compartí en mis redes sociales. Un abrazo, Margarita Obregón

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  2. Por una mejor Madrid! Ojalá los bogotanos también reflexionen y elijan a un alcalde q permita recuperar la ciudad y la conciencia social.

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  3. Por una mejor Madrid! Ojalá los bogotanos también reflexionen y elijan a un alcalde q permita recuperar la ciudad y la conciencia social.

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